jueves, 8 de marzo de 2012

El perro y el gato

¿Recuerdas que el perro y el gato eran buenos amigos? Pues esta historia sucedió en tiempos de Set:

El perro y el gato andaban para todos lados juntos y compartían todo lo que encontraban. Se llevaban muy bien entre ellos. De repente pasaron varios días sin que encontraran nada que comer, como tenían mucha hambre decidieron separarse e irse cada quien por un lado diferente a buscar comida. Decidieron que el gato se iría a donde vivía Adam, en donde seguro encontraría suficiente comida. El perro iría a buscar como vivir por otros lugares. En ese momento juraron que nunca se irían a vivir con el mismo dueño.

Al gato le fue muy bien con Adam ya que siempre había suficientes ratones para comer. Como los ratones se metían a la casa para comerse la comida de su familia, Adam estaba muy contento con el gato, porque limpiaba su casa de los ratones. Así que Adam adoptó al gato y lo trataba muy bien, estaban felices juntos.

Al perro, por su parte, no le fue tan bien. Primero se fue a la cueva del lobo, quien lo invitó a quedarse a dormir con él. De repente, durante la noche, escucharon pasos afuera. El lobo le dijo que se asomara y asustara a los intrusos con sus ladridos, pero desgraciadamente eran animales salvajes que por poco lo matan. El perro logró escapar y se fue a pedirle ayuda al mono. Este lo invitó a pasar la noche a su casa, pero el perro no sabía cómo subir a los árboles. Entonces le pidió ayuda a la oveja. Esta lo invitó con gusto a quedarse con él. En la noche, otra vez escucharon pasos a lo lejos. Eran los pasos del lobo. El perro empezó a ladrar, y para su mala suerte el lobo se guió por los ladridos hasta encontrar a la oveja y se la comió.

Sin otra opción, el perro se fue a donde estaba Adam. Adam recibió bien al perro y se volvieron muy amigos. Si algún animal salvaje se acercaba de noche, el perro le avisaba a Adam con sus ladridos, Adam salía rápidamente con su arco y flecha y con eso se defendía de los animales. En casa de Adam nunca le faltó comida al perro.

El que no estaba tan contento era el gato. Desde que el perro llegó, el gato le empezó a reclamar por haber roto su promesa. Adam trataba de tranquilizar al gato, le decía que ambos podían vivir en su casa. El perro también le decía que no iba a tocar nada suyo, pero el gato seguía muy enojado y no dejaba de discutir con el perro. Al final, el perro no aguantó más y se fue a vivir con Set. Desde su casa, Set trataba de reconciliarlos, pero no lo logró y, desde entonces, el perro y el gato son enemigos.

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