jueves, 8 de marzo de 2012

En el principio

Nuestra historia empieza cuando no había nada. Así es, absolutamente nada. Entonces Dios permitió que apareciera el pensamiento de crear el mundo. Se sentó con la Torá a su lado, la tomó como si fuera el mapa del universo y todo comenzó.

Cuando todo era un caos Dios hizo la luz, los cielos y la tierra. A la luz la llamó “día” y a la oscuridad “noche”. La primera luz era mucho más brillante que la que conocemos. Tanto, que se podía ver desde un extremo del mundo hasta el otro.

El segundo día, Dios creó al firmamento. Separó el agua en dos partes; una que quedó abajo, en la tierra, y la otra muy arriba, formando el firmamento. Las aguas de arriba no son agua como la que conocemos, sino una sustancia invisible. El firmamento está por encima de los ángeles y brilla con una luz muy intensa.


El agua de abajo estaba revuelta con la tierra, como si fuera lodo. En el tercer día Dios separó al agua de la tierra y formó los mares. 

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